La contabilidad de costes nos ayuda en la toma de decisiones, proporcionándonos información sobre los costes y beneficios de nuestras unidades organizacionales. A estas unidades se les conoce como centros de coste, también nombrados de forma abreviada como CECOS.
Algunos ejemplos de lo que son centros de coste habituales serían los departamentos de la empresa, proyectos concretos o emplazamientos físicos diferenciados. El concepto se basa principalmente en que cada empresa defina las categorías que tienen sentido para su organización.
Una vez creados estos centros de coste, ahora se trata de asignar los costes y beneficios que le correspondan a cada uno de ellos. Esto es sencillo de aplicar en los casos en los que los gastos corresponden de manera directa a un centro de coste concreto pero, ¿cómo podemos asignar los costes generales o indirectos?
Las normas de reparto sirven para resolver esta cuestión. Una norma de reparto es básicamente la definición mediante la que asignamos estos costes entre los distintos centros de coste.